Seguridad en el trabajo remoto: riesgos y mejores prácticas

El trabajo remoto e híbrido llegó para quedarse. Para los empleados, significa más flexibilidad y equilibrio entre su vida personal y profesional. Para las empresas, representa una gran ventaja: acceso al mejor talento del mundo sin los altos costes de una oficina física.

Pero a medida que el trabajo remoto se expande, también lo hacen los riesgos de seguridad. Las empresas pierden control físico sobre los dispositivos y espacios de trabajo de sus empleados, lo que puede abrir la puerta a vulnerabilidades. Y con ciberamenazas cada vez más sofisticadas, proteger la información sensible es más crítico que nunca.

La buena noticia: con las prácticas adecuadas, es posible mantener un entorno seguro y productivo.

Principales riesgos del trabajo remoto

Aunque los beneficios son muchos, también existen desafíos de seguridad a tener en cuenta:
Redes domésticas débiles: contraseñas poco seguras o routers vulnerables pueden facilitar accesos no autorizados.
Pérdida de datos: uso compartido de dispositivos personales, contraseñas repetidas o unidades externas sin protección aumentan el riesgo.
Phishing y malware: los ataques son más inteligentes y los empleados en casa pueden estar menos atentos.
Amenazas internas: incluso un buen empleado puede cometer errores o permitir accesos indebidos en su entorno personal.

Cualquiera de estos escenarios puede poner en peligro los datos de tu empresa y generar pérdidas importantes.

Buenas prácticas para mantener la seguridad

Para las empresas:
Políticas claras de trabajo remoto: define cómo deben usarse los dispositivos, cómo proteger la red y qué hacer ante incidentes.
Accesos seguros: implementa VPNs con autenticación de múltiples factores (MFA) y supervisión continua.
Seguridad en los dispositivos: proporciona equipos con controles centralizados y autenticación reforzada.
Cifrado de datos: protege la información tanto en tránsito como en reposo.
Formación continua: educa al equipo sobre amenazas actuales y cómo responder ante ellas.

Para los empleados:
Red doméstica protegida: con contraseñas robustas y actualizaciones frecuentes.
Uso responsable de los dispositivos: separar el uso personal del profesional y proteger los accesos.
Manejo de datos sensible: evitar redes públicas y sospechar de correos con enlaces o adjuntos extraños.
Comunicación abierta con IT: saber cómo y a quién reportar incidentes rápidamente.

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Estas buenas prácticas son aplicables a cualquier empresa, sin importar su tamaño. Pero si quieres evitar complicaciones, en Solvo podemos ayudarte.

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